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Compré este con dos otros libros de Sender porque decían que dió matera a André Malraux cuando estaba escribiendo su libro "La Esperanza" sobre la guerra civil española que salió en 1937 es decir poco después de la impresión de este libro. Acerca de Malraux, no cabe duda que no es el mejor de Malraux pero no me recuerdo que era tan aburrido que este. Para ser honesto prefiero otros libros del autor como "Requien por un campesino español" o "Viaje a la aldea del crimén". ¡Cuanto más corto cuanto mejor!

También me da a pensar a "Las cruces de madera" de Roland Dorgelès en el que contaba su experiencia como voluntario en la Primera Guerra Mundial.

Primer parte de su relato, en 1936 Sender veraneaba en San Rafael en los Gredos, más allá de Guadarrama y Alto de León. Es donde la guerra civil se topó con el periodista. Es el diario del autor de soldado durante su lucha en contra de los sublevados.

Segunda parte, cuando era en la organización de Cultura Popular y su viaje hacia Andalucia.

Por fin el asedio de Madrid.

Parece ser un conjunto de artículos de actualidad con pocos vínculos entre ellos. Resulta que es a veces difícil de seguir el guión del relato.

Este relato se terminó abruptamente cuando el protagonista principal, es decir el escrito, se enteró que los amotinados franquistas habían matado a su mujer.

Se trata de describir la desorganización en las fuerzas republicanas y la escasez de las armas. Con frecuencia se lee ¿Quién tiene el mando aquí?, ¿cuales son los órdenes?. Alude a espías que fueron fusillados, habla de cobardía y desertores, de francotiradores facistas en ciudades, de exacciónes de los señorios y de los sodados marroquíes mauros con respectos a los campesinos.

El estilo es grandilocuente acerca del frente unido de la izquierda. Es lírico cuando describe una unión idealisada entre los antifacistas sean comunistas o sean anarquistas. Hoy se sabe que no era el caso. Le sentimos muy próximo de los comunistas y jamás vacila en alabar a la Unión Soviética. Lo que me ha molestado desde el principio, es que en toda circunstancia, los lectores de hoy saben quién va a vencer al final. También sabemos que el sufrimiento de los republicanos no bastará para hacer ganar la buena causa. No me gusta asistir a la victoria de los cabrones. Pero es el suerte del que lee un reportaje histórico. Este relato describe con minucia la convicción que tenían los republicanos. ¿Por qué no insulté bastante Franco y su banda de beatos retrógrados? Esto no habría cambiado nada sino me habría aliviado de manera anticipada

Me enteré que el autor fue miembro de la generación 27 y que bajo la dictadura de Franco volvió a España para dar conferencias. Estraño para un comunista comprometido.